Casos estudio:
Cuando observo
las ilustraciones de los cronistas en los diferentes momentos de la conquista,
no puedo dejar de pensar en el ejercicio de traducción que realizaron. Este
ejercicio intentó explicar lo que estaba viendo desde su marcos
categoriales. El resultado fue el relato
de un mundo imaginario y mosntruoso. Un ejemplo de esto es conocido como The
Travels of Sir John Mandeville, donde la leyenda indica se muestran
ilustraciones inspiradas en sus viajes
por Arabia, Truquìa, Egipto entre otros lugares. Sus ilustraciones
muestra la perspectiva del viajero ante nuevas tierras y costumbres:
La mosntrificación del
otro, representaba la falta de empatía del cronista que se situaba en una
posición de privilegio. Creando fantasías que se desarrollaron en tratados
legales y políticos que justificaban la invasión y erradicación de la otra
cultura.
Cronistas en América:
La descripción de
un nuevo mundo que encontramos en las crónicas de Colón y Vásquez de Coronado
tienen como características ser la descripción de un nuevo mundo, pero
como en toda crónica, se pueden identificar las estructuras sociales que
conviven en el narrador. Por ejemplo cuando leemos a Colón
llamar “putas” a las mujeres de Cariay, estamos leyendo al hombre
patriarcal describiendo un nuevo mundo. El problema, en mi interpretación,
radica cuando esas narrativas subjetivas son interpretadas históricamente
tan cual fuera una narrador omnisciente. La historia se encargó de borrar las
voces propias de Cristobal Colón y Juan Vazques de Coronado y las sustituyó por
una voz hegemónica.
Estas crónicas se
transformaron en narrativas con capacidad de crear en el mundo por colonizar y
de imponer nuevas categorías de análisis. Ningún cronista colonial pone en duda
la división hombre-mujer, por ejemplo. Debieron suponer que si en un viejo
mundo existían dos géneros bien definidos en el nuevo debería. Esta falta
perspicacia y de sensibilidad por preocuparse por las estructuras del nuevo
mundo son lo que se consideran estructuras “colonización discursiva en torno al
género”. Sin embargo la crónica sin un marco interpretativo no sería
suficiente. Las crónicas coloniales no tendrían un carácter colonizador si
hubieran sido interpretados como un reporte parcial.
Cuando leemos una crónica no estábamos
leyendo a un marinero genovés dando su interpretación patriarcal de lo que
observa, sino el relato de hegemónico de la Europa civilizada que ante “la
prostitución” y decadencia del nuevo mundo encargaría del “Buen Salvaje”.
La
transformación del Buen Salvaje:
Otro ejemplo de
esto lo tenemos con las crónicas sobre la sodomía. Estas crónicas igual
que las Colón y Vásquez de Coronado se encuentra un nuevo mundo
representaba monstruosamente como signo de quiebre conceptual de la sociedad
conquistadora. La desnudez era descrita como una metáfora de la
falta de religión, ley y lengua. También era una prueba de ser incapaces
de tener un juicio y un gobierno propio. En esta descripción desastrosa del
nuevo mundo resalta la figura del “indio sodomía”. El individuo sodomita
representaba la tría peccatela= sodomitas, antropófagos e idolatras. Un viejo
mundo incapaz de entender una cosmovisión ajena se encontró en el indio
sodomita la excusa perfecta para la conquista. El trabajo de la conquista era
guiar (en el mejor de los casos) o exterminar (en el peor ) de este salvaje
violento.
Este panorama creo
diversa tratados jurídicos-teológicos sobre la conquista. La afición indígena
era parte de prácticas antinaturales y por lo tanto el principal
fundamento para la conquista. Ahora podemos sospechar que al viejo mundo
no le importaba transformar “el salvaje violento “ en el “hombre civilizado”
sino que buscaban narrativas para justificar el saqueo y la invasión,
lastimosamente esos imaginarios se perpetuaron al día de hoy. Las
crónicas tienen un impacto en nuestras subjetividades y afectos.
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